PERÚ: TOMÁS BORGE Y VICTOR POLAY CAMPOS…

Tomás Borge, Comandante de la Revolución Nicaragüense y fundador del FSLN, será recordado como uno de los más grandes humanistas asociado a la lucha de los pueblos de Latinoamérica.

Su entrega para el triunfo de la Revolución Sandinista en Nicaragua lo perfiló como un jefe revolucionario que supo estampar una poderosa carga poética a la lucha de un pueblo que tuvo el coraje de alzarse en armas contra la opresión de un gobierno tirano que contaba con el apoyo descarado del imperialismo norteamericano. El Comandante Borge encarnó la corriente libre y el carácter original del movimiento Sandinista.

Cuando el comandante Carlos Fonseca (Fundador del FSLN) cae en combate en 1976, la noticia de su muerte no fue aceptada por los revolucionarios Sandinistas, quienes estaban acostumbrados a ese tipo de psicosociales mediáticos del Dictador Anastasio Somoza, pero finalmente, en 1977, estando Borge encarcelado, le fue mostrada la foto sin vida de Fonseca, entonces escribió: “Poseídas por el Dios de la Furia y el Demonio de la Ternura, salen de la cárcel mis palabras hacia la lluvia. Y sediento de luz te nombro hermano en mis horas de aislamiento, vienes derribando los muros de la noche nítido, inmenso”.

Tomás Borge, durante años estuvo en prisión, su relación con los barrotes forjó su carácter revolucionario, podía ser severo por un lado y extremadamente solidario por otro, afirman quienes lo conocían, y esa solidaridad se hizo extensiva a los guerrilleros de otros países latinoamericanos, como es el caso del Perú. Por eso, la intención de estas líneas es resaltar su inmensa solidaridad revolucionaria continental.

Fue Marcela Pérez su fiel esposa y compañera de batallas, inmensamente solidaria como él.

Tuvieron expresiones cargadas de inmenso humanismo hacia compañeros como Víctor Polay Campos, encerrado en la Prisión Militar de la Base Naval del Callao. Borge estuvo al tanto de la suerte de la rebelión encabezada por Polay desde los inicios de la lucha insurgente.

Recordamos cuando se presento el libro “Los Topos” en 1989 en el Hotel Crillón, estando Víctor Polay preso, el Cmdte. Borge se pronunció en pleno acto por su libertad.

Años después, en agosto del 2005, cuando se inicia el megaproceo a la Dirección Nacional del MRTA, Polay resistía estoicamente 18 años de oprobioso aislamiento en la Prisión Militar de la Base Naval del Callao, mientras que la Revolución Sandinista había triunfado plenamente y nombraba a Tomás Borge como su Embajador en nuestro país. Es como tal que solicita autorización para visitar a Polay en la prisión, pedido que fue denegado. Sin embargo, la obtusa prepotencia carcelaria tuvo que dar paso a los más sensatos argumentos de la diplomacia. Gracias a ello, pudieron fundirse en cálido abrazo dos reconocidos revolucionarios, uno triunfador y magnánimo, otro sometido a trato despiadado por haber sido superado en las armas.

Ese encuentro lo detalla la revista Caretas en su edición del 4 de agosto de 2005: “¡carajo, te ves bien! fue lo primero que le dijo el Comandante Sandinista a Víctor Polay el pasado 25, en un ambiente de la Sala de Audiencias de la Base Naval del Callao. Con una sonrisa, Polay contestó: “No has cambiado nada”. Noble gesto del Comandante nicaragüense de visitar al guerrillero peruano caído en prisión, actitud que ha tenido la virtud de sacar de su letargo al sector progresista de la sociedad peruana, que hoy en día se acerca a la familia y a los abogados para transmitir su solidaridad e indagar sobre la factibilidad de visitarlo. Sin embargo, el estricto e ilegal régimen carcelario no le permite a Polay otras visitas que no sean su señora madre, hijos y hermanos, le están prohibidas las visitas de amistades.

Coherente con su humanismo, en la entrevista que le hace la revista, ante la pregunta sobre la inhumana carcelería de Víctor Polay, Tomás Borge responde: “Cada día de prisión durante esa época debería valerse por cien días. No es admisible tener un prisionero en esas condiciones y quien lo haya tenido así es un maldito cobarde y un arbitrario y merece ser sancionado y castigado, yo estuve preso encapuchado y esposado durante nueve meses, esa fue una violación a los derechos humanos. Pero no pueden compararse nueve meses con 18 años.

Ese aislamiento es una venganza política, no es un castigo ni una sanción. La situación carcelaria de Polay debería ameritar su libertad. Es lo menos que puede ocurrir; que lo pongan libre como una compensación justa a la crueldad inaudita con la que ha sido tratado”.

Nuevamente, en setiembre del 2007, ante un auditorio que desbordaba las instalaciones del Hotel Bolívar en la presentación del libro escrito por Polay “En el Banquillo, ¿terrorista o rebelde?”, Tomás Borge y su inseparable esposa Marcela Pérez se hicieron presentes como un acto de solidaridad. Pese a sus obligaciones diplomáticas, no escatimaron esfuerzos para manifestar en toda oportunidad su humanitaria solidaridad con el compañero prisionero.

En una oportunidad, Borge definió la solidaridad como “La Ternura de los Pueblos”. Siempre se atribuyó que las expresiones cargadas de humanismo del Sandinismo eran de su autoría. Palabras sabias en medio de la guerra que dieron sentido y norte a la revolución.

Posiblemente, tantos años en prisión, tantos compañeros muertos, tantos compañeros torturados y presos lo humanizaron aún más. Por eso, ya como Ministro de Interior fundó las cárceles de régimen abierto, donde los prisioneros estaban sin custodia y sin reja, con la posibilidad de salir los fines de semana; otra modalidad era la de las cárceles-ciudad, en donde los presos convivían con sus familias y trabajaban.

Es conocida la anécdota del encuentro en la cárcel con uno de sus torturadores, a quien le dijo: “mi venganza personal será el derecho de tus hijos a la escuela y a la flores”. Esa era la filosofía del hombre que convivió con el peligro constante de la muerte, con la prisión, la tortura y el destierro. En toda oportunidad, y hasta el último de sus días, Tomás Borge nos encargaba algunas cosas y recados para su compañero Víctor Polay, entre ellos, libros, poemarios, optimismo, su saludo fraterno, su permanente solidaridad, y sobre todo, que le dijéramos de parte suya, «resista Usted bravo Comandante, con esa dignidad de los verdaderos revolucionarios, hasta la victoria siempre”.

Hace pocos días ha fallecido el Comandante Tomás Borge, uno de los más auténticos herederos de la luz del Che Guevara, preclaro iniciador de la gesta revolucionaria Sandinista, extremadamente solidario, extremadamente humanista hasta el último de sus días.

Heroico, solidario y humanista Comandante Tomás Borge, Usted no ha muerto, se siente viva su presencia. Hasta la victoria siempre, querido Comandante.